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En muchas ocasiones, nos surgen dudas sobre qué gastos podemos incluir o no dentro de la pensión de alimentos. A veces no sabemos si podemos reclamarle la mitad de los gastos al otro progenitor o si esos gastos entran dentro de la pensión de alimentos.
A continuación trataremos de explicar los aspectos más importantes sobre la pensión de alimentos y las distintas dudas que nos pueden surgir.
La pensión de alimentos fijada para la crianza de los hijos, debe servir para afrontar todos los gastos que se prevean vayan a ser necesarios para la manutención de los mismos. Pero, en algunas ocasiones existen gastos que, no siendo necesarios para cubrir las necesidades básicas de nuestros hijos, podrán acordarse igualmente por los padres.
A continuación, les detallamos algunos de los gastos más comunes en los que suele surgir la duda entre los padres:
En el caso de que esas clases extraescolares surjan después, sí que se considerarían gasto extraordinario pero hay que establecer si esas clases son necesarias para el desarrollo del hijo o no. En el caso que sean necesarias, como podría ser, por ejemplo, las clases de apoyo escolar, sí que deberá abonarse al 50 % por ambos progenitores.
Si se trata de clases extraescolares que no se consideren necesarias, como podrían ser las clases de tenis, excursiones, esgrima etc… el reparto del coste se hará según lo que acuerden los padres y en caso de que no haya acuerdo, los tendrá que abonar el padre que lo ha consentido. Lo difícil será determinar qué clase extraescolar puede considerarse necesaria o no.
En el caso de que los padres no puedan ponerse de acuerdo, deberá ser el juez el que determine la naturaleza del gasto.
En definitiva, todos aquellos gastos previsibles y que sirvan para el desarrollo y la manutención de nuestros hijos se consideran gastos ordinarios y ya están fijados en la pensión de alimentos. Los gastos extraordinarios son aquellos que no siendo previsibles ni periódicos, podemos asumir con el otro progenitor siempre que haya un consenso entre ambos, que por el bien de los hijos, es lo único que debería prevalecer.